Dos húsares

Hay autores que no te pueden gustar. No, no te gustan. No te hace falta haberlos leído. Lo sabes. Tolstói nunca me ha gustado. No, ni después de haber disfrutado con las (des)venturas de su Ana más conocida. Nadie que necesite 1800 páginas para contar una historia merece mi atención. Y menos alguien que me habla de la invasión napoleónica... ¿La verdadera razón? Prejuicios, miedo, desconocimiento.

A día de hoy este señor con el que comparto tan poco a nivel personal se ha convertido en uno de mis imprescindibles. Me hace reír (a veces), llorar (sin problema), emocionarme (cada dos por tres), y disfrutar de una historia como nadie. No importa si parece simple o es breve; su pluma, tan precisa, dibuja un cuadro colosal.

Tenía este libro pendiente. Hace solo unos meses que lo saqué de la lista. Evidentemente fue un acierto conocer la historia de estos dos personajes, padre e hijo, de los cambios en las costumbres, los saltos generacionales o las licencias -a veces indecorosas- de los altos mandos en el ejército.

Brillante una vez más. Dicen por ahí que es una de sus grandes obras. Dicen por ahí. Yo todavía no he leído nada suyo que me haya defraudado. Dos húsares, tampoco.