Querida, queridísima Sofía: Cuánto dolor y sufrimiento. Qué desasosiego me causas siempre y qué inútil me haces sentir al no poder hacer nada para mitigar tu sufrimiento. Sabes que me encogiste el alma con "¿De quién es la culpa?" y (no importa cuál me gusta más o menos, no es lo importante) has vuelto a hacerlo. La misma mujer sensible, amante de la música (no importa que sea otra en realidad), la misma rutina, la misma incomprensión. Dolor. Búsqueda de una salida. Y una vez más, el fracaso. |