Libro imprescindible de la mujer que se ocupó de transcribir los trabajos de su marido dejando de lado au propio talento para ser la esposa y madre que debía ser. Escrito como respuesta a la Sonata a Kreutzer, y con momentos que me hacen pensar en La felicidad conyugal, me ha encogido el corazón el sufrimiento que se vislumbra en una historia llena de genialidad y oculta durante tanto tiempo. |