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Qué suerte tuvieron los hijos de Tolkien, desde 1920 hasta 1943 John, Michael, Christopher y Priscilla recibieron en diciembre una carta de Papá Noel. Cartas que fueron enriqueciéndose con los años, al principio cuatro palabras y posteriormente, cuando la confianza fue mayor, Papá Noel les contaba de todo e incluso incluían dibujos y notas del Oso Polar o del elfo Ilbereth. En ocasiones el Oso Polar del Norte cuyo verdadero nombre era Karhu escribía con sus patazas y les hablaba de sus sobrinos Paksu y Valkotukka, de los elfos de nieve, de los gnomos rojos o del Hombre de la Nieve. Y a veces Ilbereth, el elfo, escribía algún mensaje con su letra elegante y fluida, añadiendo aún más vida y humor a las historias. En estas cartas, «Papá Noel» relataba maravillosas historias sobre la vida en el Polo Norte:cómo el Oso Polar, muy dado a provocar accidentes, escaló el Polo Norte y se cayó a través del tejado de Papá Noel, aterrizando en el salón, cómo rompió la luna en cuatro pedazos e hizo que el Hombre de la Luna cayera hasta el patio trasero de su casa, las guerras los trasgos que habitaban las cuevas debajo de la casa... Todos los años había algo que contar. Me ha emocionado mucho este libro, me parece de un generosidad inmensa, de un amor y de una ternura tremenda dedicar ese tiempo para que sus hijos fueran felices leyendo esas cartas. Imagino la ilusión de esos niños recibiendo año tras año las cartas. Pero también imagino la satisfacción de Tolkien al ver esa ilusión, la alegría y la felicidad en la cara de sus hijos al leerlas. Un libro delicioso de leer que se puede hacer del tirón o cada día una carta, fantástico para leer a los más peques de la casa y fantástico para los más mayores que recordamos un poco nuestra infancia. Es un imprescindible en estas fechas, un auténtica joya. Enlace: https://instagram.com/mi.ter.. |
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