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Esta genialidad de (no) ucronía requerirá de toda vuestra atención, de forma activa y tenaz. Los cambios de narrador, de punto de vista y hasta de persona narrativa, la dosificación de la información y el constante juego de posibles "y si..." os estimularán y sacudirán en un baile de realidades y engaños. Y, justo cuando creáis que ya lo empezáis a vislumbrar, os zarandeará una vez más para llegar a la conclusión, a través de una narración por momentos cruda, palpable y hasta sensorial (con escenas que se quedan grabadas en la recámara del cerebro), de que da igual en qué realidad alternativa nos encontremos, la historia tiende a repetirse y los seres humanos caemos en los mismos errores una y otra vez. «Se suponía que íbamos a tener un hogar, en algún lugar a salvo de la opresión. No que nos convertiríamos en los opresores.» Ha sido una experiencia un tanto loca, pero alucinante, plagada de sentido de la maravilla, mitología hebrea y autocrítica sociopolítica. |
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