No digáis que no tenemos nada

Dura, emocionante y preciosa es esta lectura con la que pongo fin al #marzoasiático.

Marie vive en Canadá con su madre. Acogen en su casa a Ai-ming, una joven que ha huido de China después de las protestas de Tiananmen.
Ai-ming cuenta la historia de su familia a través de saltos en el tiempo y conocemos la vida de Gorrión, un brillante compositor, de Zhuli, una prodigiosa violinista y de Kai, un enigmático pianista.
Dos familias, tres generaciones.
De la Revolución cultural, a las protestas de la Plaza de Tiananmen.
De la lucha incesante cuando se considera que traicionas al pueblo por amar una música que se ha prohibido porque sí, como tantas otras cosas.

Me ha gustado porque hay varias líneas temporales, y aunque normalmente una me gusta más que otra, aquí he disfrutado con todas y creo que ha sido porque no hay cortes bruscos en la narración de las distintas épocas. Me ha gustado porque me encantan las novelas costumbristas y esta lo es.
Me ha gustado porque cuenta una parte de la historia, que desconocía, y lo hace con los detalles justos y necesarios.
Me ha gustado porque los personajes me han parecido cercanos, con sus luces y sus sombras.
Me ha gustado por su prosa, tan suave y sonora que te mece al leerlo.
Y me ha gustado porque es muy dura y hay mucho drama y a mi, que queréis que os diga que a pesar de todo, el drama en una historia tan bien contada me gusta. Aunque me haga sufrir enormemente y me haga llorar a mares.


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