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Si usted es de los que sigue creyendo que la Ilíada y la Odisea no son más que textos viejos que están mandados a recoger y cuyo único propósito en la vida es el de aburrir a los estudiantes, debería detenerse un poco a escuchar los ecos del mundo clásico en nuestra actualidad. Esta es una de las premisas con las que Sylvain Tesson nos propone revistar la obra y el pensamiento de Homero. De esta manera, Un verano con Homero plantea un ejercicio para intentar adentrarse en la psique de Homero y descubrir su propuesta de la actitud del hombre abierto a un mundo iridiscente y no criado en un planeta menguado como a veces se suele pensar. Nos muestra también los cambios que ha sufrido el paradigma del héroe desde los tiempos clásicos hasta nuestros días —difícil pensar en si un ejemplo de ambas épocas reconocería el mismo epiteto en el otro— y los roles que juega esta figura dentro de la sociedad contemporánea. Sylvain se preocupa por mostrarnos en Homero los frutos de la paz griega —una paz muy diferente a la nuestra—, la hibris como el principal motor del héroe griego y la percepción diametralmente opuesta entre ambos pueblos cuando se habla de moral y del pensar en el más allá. Este último asunto siempre me ha parecido curioso, pues parece un poco antinatural que en una época en donde era más probable morir en la guerra que en la casa de viejo, la principal preocupación del ser estuviera en su día a día, no en el qué pasaría luego de su muerte. Sin duda todos llenamos la necesidad de eternidad de formas diferentes. En el centro del libro se encuentra Homero —bien sea como individuo histórico o como una figura que recoge a varios aedos anónimos de la antigua Grecia— y la vigencia de su obra. Para intentar exponer esto, Sylvain comienza haciendo un resumen de la Ilíada y la Odisea con especial énfasis en los puntos que intentará desarrollar más adelante. La segunda mitad del libro es intento por extender los argumentos sobre las ideas sustraídas en la primera, pero se quedan cortas, son redundantes y en algunos casos, no llevan a ningún lado en concreto. El libro está escrito de una forma bastante curiosa pues como señala el autor apenas comienza el libro, lo que está acá consignado era originalmente el material que preparó para un programa radial homónimo y hay una diferencia fundamental entre cómo se dirige uno a un público que lo escucha y a otro que lo lee. A veces esto no parece lograrse. Esto lleva a que abuse de las citas de las obras de donde parte, hay momentos en los que todo es cita detrás de otra apenas indexadas entre sí por un tema en común. Si bien siempre he sido un admirador de la brevedad —basta con leer las reseñas que he escrito sobre la obra de Ursula K. le Guin—, al libro de Sylvain esto no le viene bien. Las entradas se quedan cortas, las ideas no se concretan y a veces entre subtítulos no hay una conexión clara. No es sencillo seguirle el hilo a algo tan fragmentado y cuyo hilo conductor —el poeta Homero— no se refresca de la mejor manera nutriendo la idea que se intenta exponer. Desde un punto de vista personal, siento que los ensayos deben de ser libros que, si bien cuentan con un espacio limitado y tienen objetivos claros desde su planteamiento, deben explorar y profundizar sobre los pilares que intentan soportar el hilo sobre el que se construye el libro; a la par que provoque al lector a continuar por su cuenta con la lectura sobre el tema, que procure sembrar la curiosidad más que las ideas sobre un tema en particular. de ambas cualidades, muy a mi pesar, carece Un verano con Homero. Cuando escribo una reseña dejo que mis ideas maduren un poco, que se acomoden y que aflore alguna lectura anterior con la que pueda comparar la obra que enfrento. Con Un verano con Homero durante este momento me sucedió algo bastante particular, pues a la hora de conectar el título con el contenido, llegué a la conclusión de que el título es bastante prosopopéyico* y de que lo que me imaginaba con solo leer el título, distó bastante de lo que finalmente me encontré. Es decir, pensé que era un libro de viajes, de lugares comunes entre Homero y la actualidad o algo del tipo y me encontré con un texto que balbucea sobre el eco de Homero en nuestro mundo actual. Sin duda, Homero merece que gritemos frente al Mediterráneo su nombre invocando la inspiración de la musa antes de cantar la cólera que sufrimos diariamente. * Con semejante epíteto tan poco usual entre nosotros hoy día me ayudó Fer, que entendió y expandió prontamente mi pensamiento. Les dejo por acá su perfil en Instagram Instagram para que la sigan, procuren llevarle un Silmaril de mi parte. |
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