Cancion de sal

Hugo apenas ve a su madre tras el divorcio, ya que vive con su padre y el novio de este. Por eso cuando tiene la oportunidad de pasar un puente con ella en la playa está súper ilusionado y no entiende por que su padre se muestra reticente. Una vez en la playa y acompañado siempre por Sam, su inseparable amiga imaginaria, Hugo empezará a notar que las cosas no van bien y que su madre a veces no parece su madre. Esto sumado a las historias tétricas que escucha sobre las sirenas, hace que Hugo desarrolle una animadversión por estas criaturas, siempre acechantes y dispuestas a arrastrarlos hasta el fondo del mar.

Lo que más me gusta de la historia es que está contada desde un punto de vista infantil y Marina lo plasma a la perfección. Como adulto, puedes intuir por donde va a tirar la historia y lo que está pasando realmente, pero claro Hugo es solo un niño que ama a su madre y que no comprende lo que le ocurre. Lo único que quieres es abrazarlo y que salga cuanto antes de esa casa para estar a salvo. La angustia se va intensificando conforme va avanzando la historia hasta el punto de que no puedes dejar de leer.

La historia es un poco repetitiva al principio y demasiado rápida al final, dejando quizás algún detalle que podría haberse explicado con mayor profundidad. Por eso no descarto leerme Nana de Sombras, ya que por lo visto en esa reedición se profundiza algo más en la historia.