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El siglo XX representa el cenit de nuestra civilización; hemos alcanzado las cotas mas elevadas de conocimiento, ciencia, artes... Así mismo, la humanidad es una especie suprema que domina el mundo, el cual a su vez se le queda pequeño y donde las distancias se acortan a todos los niveles, físicos y mentales... Durante estos cien años, nuestra cultura ha evolucionado más que durante los dos mil años anteriores; se han producido tantos cambios, se han alcanzado tantos sueños, se han abierto todas las fronteras, se han conquistado todos los terrenos... solo nos queda mirar hacia las estrellas. Laura Tejo, a través de su biografía póstuma, comparte sus experiencias vitales, sus sentimientos, las ciudades que recorrió a lo largo de su vida... Nos hace participes de todo lo que el siglo XX ha significado y aportado a nuestra cultura; tanto lo positivo y maravilloso como lo negativo y oscuro; las dos caras de una misma moneda. Admiradora de la tecnología del siglo XX, vivió en primera persona la evolución de la aviación alemana, y aporta en la historia una documentación completamente rigurosa. También relata toda la evolución de la Luftwaffe (fuerza aérea creada por Alemania en 1924), condicionando su vida en un periodo determinado de su existencia. Cuando la Luftwaffe alcanzó su esplendor, ella se sintió deslumbrada. Al hilo de esto, y a título personal, entiendo que a primera vista se aportan tantísimos datos y hechos concretos sobre la Luftwaffe que puede parecer que de alguna manera rompen el ritmo de la novela y pueden dificultar o elentecer su lectura. Lo cierto es que creo que Laura los incorpora para que podamos apreciar su importancia y el protagonismo que tuvieron en su historia. Irremediablemente todos estos datos están entretejidos con su vida, no podía relatar unos sin hablar de los otros. Volviendo a la historia, la musicalidad de este siglo engrandece el espíritu de Laura, destacando sobre todos los demás el concierto número 2 para piano y orquesta de Sergei Rachmaninov: La música es el hilo conductor que una todos sus recuerdos; con ella resurgirán todos los colores, sabores y sensaciones que experimentó en algún momento de su vida, reviviéndolos y saboreándolos otra vez al incorporarlos a su narración. Además de lo esplendoroso, en el siglo XX lo sombrío, tenebroso, mezquino y salvaje tuvo su lugar y protagonismo en la vida de Laura; nos lo revela a lo largo de su narración, descubriéndonos sus experiencias vitales, así como sus horas oscuras y desamparadas. Momentos y situaciones que le marcaron y le ayudaron a crecer como persona. La familia de nuestra protagonista pertenecía a una familia burguesa, donde el destino de una mujer estaba marcado desde su nacimiento, y en una época en la que la clase a la que pertenecías era un compartimento estanco muy difícil de traspasar, pues la educación y los medios económicos te encorsetaban, dirigiendo tu vida; el desarrollo personal y de pensamiento era un camino unidireccional. Si Laura hubiera vivido en la época de su madre en lugar de venir al mundo en los primeros años del siglo XX, su vida hubiera sido otra... o tal vez no. Su afán de superación y la capacidad de adaptación al entorno, unas veces bajo circunstancias maravillosas y otras donde el descenso al infierno, la crueldad y la ferocidad formaban parte de tu vida, hicieron que sobreviviese o simplemente subsistiese, y esa capacidad de adaptación era la única herramienta de que disponía para recuperar las energías y seguir adelante. Ahí se ve la talla humana de las personas, independientemente de los condicionamientos sociales. Laura nació en León, una capital de provincia con una sociedad estamentaria cerrada y muy definida. Cuando la Guerra Civil la situó en el mapa y pasó a ser el centro neurálgico de la Legión Cóndor alemana, influyó inevitablemente en las mentes jóvenes de la ciudad. León estuvo inmersa en una guerra, pertenecía a un bando determinado, y se vio desbordada por gentes y culturas completamente desconocidas para sus habitantes. al contrario que su hermana, Laura se vio arrastrada a los nuevos tiempos con sus nuevas circunstancias, empujada al nuevo siglo, y saboreó lo dulce y amargo de aquel periodo histórico. Laura, a través de sus recuerdos, descripciones y documentos, nos hace partícipes de las circunstancias y los engranajes que provocaron el estallido de la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial. Por circunstancias o casualidades, se vio inmersa irremediablemente en estos acontecimientos, siendo protagonista del esplendor y ocaso de grandes ciudades como Berlín, Dresde, Frankfurt... ciudades y países donde vivió y le marcaron hasta el final de sus días. En definitiva, la biografía Laura Tejo es dilatada, y hay que reconocerle que su existencia fue prolija y azarosa; sus elecciones o el azar le posicionaron cerca de los acontecimientos más significativos y convulsos del siglo XX. Ella los narra con una dosis de cinismo y desapego, probablemente causa del bagaje que desarrolló frente a experiencias tan duras y viscerales. Gracias a ello pudo sobrevivir en momentos donde tuvo elección y en aquellos donde no tuvo oportunidad de elegir. Nuestra protagonista, al final de sus días, pudo decir que su vida fue una vida "vivida", en todos los sentidos y experiencias. |
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