La senda del cruzado

Un primer libro que sienta las bases de lo que va a venir y con un worldbuilding que deja pocas cosas al azar. Una gran labor por parte del autor para irnos adentrando en este lugar que se va alternando con el avance de la historia.

Para comenzar, conoceremos a Abelot, «El cruzado», sus primeros pasos en un lugar desconocido y su primera aventura para volver a su tierra y descubrir lo sucedido en su lugar de origen. Y es que una gran invasión ha tenido lugar en nombre de la fe, un alzamiento que arrasa y al que habrá que combatir. Estas dos premisas se llegarán a entrelazar para poner el punto inicial a la trama.

La forma de comenzar con un Abelot solo y desorientado, mientras que nos va trasladando con la narración a conocer quién es, de dónde viene y cómo es el nuevo mundo me ha parecido interesante y aunque ha contado con gran parte de narración de hechos, ya había conseguido mi atención. Así, siguiendo a Abelot, iremos descubriendo qué ideales y fe rigen en los diferentes lugares y las situaciones que se van a ir dando. Avanzaremos en una trama salpicada de paradas para adentrarnos en aspectos del pasado del lugar o del personaje, aumentando así ese conocimiento de Nelvoria, el Sol Negro o El Castigo, entre otros.

Me adentro un poco más en ella…
Fanatismo religioso (veremos ciertos paralelismos con lo que conocemos), luchas, uniones y traiciones, un cambio en lo conocido, y un horror que pocos esperan y sorprende al lector, se dan de la mano para conformar este inicio de Crónica del castigo. Una aventura que va a pasar por diferentes fases, haciendo que algunos personajes se unan a la historia, y que nos llevará a conocer lo que es El Castigo, algo que te va a sorprender seguro. A mí me sucedió. Y lejos de disgustarme, vino a aumentar más aún mi interés por la obra, ya que es algo que no esperas y que Samuel Tejera ha conseguido encajar bien en la trama. Algo nada sencillo.

Una trama con un ritmo que va de menos a más, que si bien no es vertiginoso, sí consigue que te adentres en él no haciéndose pesado ni repetitivo, una historia de la que disfrutar. Conforme vamos conociendo más de la historia, se va dando más acción y tomando un cariz más global, no quedándose solo en algo personal alrededor de Abelot. El final del libro es solo el comienzo de lo que nos espera en Nelvoria.
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