La senda del cruzado

Nos adentramos en una saga de fantasía épica, pero con una dosis bastante baja de magia, cuya premisa parte de la eterna batalla entre los dioses y sus seguidores.


Una guerra santa. Fieles religiosos. Un mundo desolado por la guerra. Maldad por doquier. Tierra manchada de sangre. Un gobierno que se rige por la ley del más fuerte. Conflictos por el poder.


¿Empieza a empaparos ya la decadencia del mundo en el que nos encontramos?


En mitad de este caldo de cultivo perfecto para la proliferación de las malas personas, está nuestro protagonista. Un personaje atormentado, sumamente imperfecto y altamente destrozado por la pérdida y el sufrimiento.


Es una historia de corte lineal que usa al personaje principal como vector de la acción. Aunque a lo largo de su viaje se le irán uniendo algunos compañeros. Pocos, pero interesantes. Una cantidad moderada de personajes que facilita el tenerles controlados.


Es una novela de avance lento y pausado. de esas en las que, lo que importa, es disfrutar del viaje más que no el destino final. El autor tiene una pluma preciosa y merece la pena dejarse envolver por sus cuidadas descripciones que aportan belleza en mitad de un mundo tan corrompido. Pero que sea una historia tranquila en esencia, no quita que contenga también momentos intensos y de acción. Escenas en las que la tensión se puede cortar con un cuchillo (¿o mejor con una espada?), grandes batallas y un par de giros, especialmente en el tramo final, bastante inesperados.


Una obra que cumple con su finalidad: actuar como libro de apertura de saga. Nos presenta el mundo, los personajes y el conflicto principal, y termina con un final muy prometedor que augura una segunda parte con más acción y buenas batallas.


Una novela que quizás le pueda resultar algo densa a algunos lectores -también puede influir el momento y el humor con el que pilles el libro- pero que, sin duda, cautivará a los amantes de la fantasía de corte clásico.