A fuego lento. Me ha gustado mucho, una historia muy bonita, romántica y tierna, con unos personajes increíbles y que se va cociendo a fuego lento. Ben es el hermano de Milo y Jack es uno de sus profesores y además hace reformas en casas. Hay una atracción inmediata nada más conocerse, pero hay circunstancias que los acerca y separa continuamente. Me encanta la personalidad de ambos, ese eterno coqueteo o tonteo entre ellos, sus dialogos chispeantes, las bromas de Ben y su sentido del humor. El amor y cariño por Milo, por hacer lo mejor por su educación y crianza, todo lo que van construyendo poco a poco. Es una historia que he disfrutado mucho, contada en primera persona por Ben y Jack de forma alternativa y sin seguir ningún orden, se diferencia enseguida cuando habla uno y cuando es el otro, aunque lo indica al principio de cada capitulo. Ben es más despistado, inseguro, con mucha imaginación e ingenioso, siempre intentando ser el mejor. Jack es un hombre bueno, atractivo, que desprende seguridad y confianza, con unos sueños muy concretos y Milo es un niño muy espabilado, un torbellino con mucha picardía y muy tierno. A través de ellos hace un recorrido por las aves más conocidas de Nueva Zelanda y algunos de sus parques naturales ya que estos hermanos son muy aficionados al avistamiento de aves con sus prismáticos. Me ha encantado saber de Luke y Sam, los protagonistas del libro anterior de esta serie y al igual que el primero, me ha durado muy poco. También es una historia muy familiar, de confianza y de construir un futuro, de las que te dejan con una sonrisa en la cara y un buen recuerdo. Lo recomiendo. |