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El libro, si bien considero que podría ser interesante para cierto tipo de lectores, no ha sido lo que esperaba. En gran parte, lo que me ha sacado constantemente de la lectura han sido los saltos temporales, que no parecen tener ni orden, ni concierto, ni cumplir con ningún objetivo. Entiendo que es una decisión personal del autor, y puedo respetar eso, pero a mi me ha resultado una lectura incomoda. Curiosamente, las partes más interesantes fueron aquellas en las que habla de su infancia y juventud. En las que habla sobre su etapa política, el autor parece dar por hecho que todos sus lectores ya tienen un conocimiento de la política de la (pre)transición, nombrando personas y partidos políticos extintos sin dar más explicación. Por otro lado, no comparto algunas de sus opiniones sobre los cambios sociales (como la tauromaquia siendo un elemento de cohesión nacional, teniendo tantas otras representaciones culturales que no recurren al maltrato animal), pero concuerdo con él sobre la radicalización del debate, tanto político como social. En resumidas cuentas, no soy el público para este libro. |
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