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Una novela intimista en la que la autora nos hace viajar hasta la reciente pandemia mundial; momento en el que todos reflexionamos sobre el valor de lo que teníamos y de la familia. En lo relativo a la trama, no soy capaz de catalogarla más allá de la narrativa, pues en ella encontramos desde el amor tanto de pareja como hacia la familia, hasta un viaje interior en el que varios de sus personajes realizan un viaje introspectivo. Los personajes son sencillos y representan a personas con las que cualquiera de nosotros nos podríamos identificar. Con sus miedos e inquietudes cotidianas bajo un telón de fondo que todos vivimos con los confinamientos y el ambiente de miedo ante la incertidumbre de lo que estaba pasando y lo que pasaría después. La portada me gusta mucho, pues se asemeja a un lienzo. La imagen el mar se corresponde totalmente con el lugar en el que se desarrolla la mayor parte de la historia: en un pueblo costero por cuyas playas suele pasear su protagonista. El libro se divide en ocho partes que a su vez de subdividen en capítulos muy breves, lo que dota al texto de cierta agilidad. En definitiva, una lectura ágil y sencilla, pero que nos invita a reflexionar acerca del valor de lo que tenemos y a plantearnos la toma de ciertas decisiones. |
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