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En Lucy y el mar, la norteamericana Elizabeth Strout retoma el hilo de la relación de Lucy con William en el contexto de la pandemia de COVID. A principios de marzo de 2020, el exmarido de Lucy Barton, William, la llama para que se vayan juntos de Nueva York. Quiere alejarla de un virus que está paralizando la ciudad. Irán a una casa cerca de la playa en Maine, la casa de un amigo de William. Él le asegura que serán solo unas semanas, hasta que las cosas se calmen. le pide a Lucy que se lleve su portátil y cancele sus citas. Lucy hace caso a William, deja su piso, Nueva York y toda su vida y se sube al coche con su exmarido. William parece saber más de ese virus que ella, sabe más que cualquiera de los que los rodean. Pasará mucho tiempo hasta que Lucy sea consciente de que lo que están viviendo es una pandemia. Amigos suyos morirán, no volverá a vivir en Nueva York, su vida será ya otra, será distinta. Como si del escenario de una novela distópica se tratase, a Lucy todo le extraña, le parece ajeno, hasta sus propios sentimientos acerca de la vida que está experimentando. Pero la pandemia es real, la COVID 19 ha hecho su aparición para ponerlo todo patas arriba. Lo más sorprendente de esta novela es que el lector asiste página a página a la crónica de algo que podría ser su propia vida. Elizabeth Strout ha contado la vida de la gente con una cercanía, que el lector agradece. |
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