Feliz año nuevo

Es el día de Nochevieja del año 2018. Faltan unas horas para estrenar el 2019. Unos amigos preparan sendas fiestas de fin de año. Por una parte tenemos a unos cuantos matrimonios adultos que comenzarán el nuevo año en la gran casa que Max y Lollo tienen junto a la playa. Por otro, a unos adolescentes de diecisiete años a quienes el matrimonio formado por Nina y Fredrik han dado permiso para celebrarlo en su casa. Smilla, la hija de estos, será la anfitriona. Mientras sus padres van a casa de Lollo y Max, amigos de toda la vida, la hija de estos Jennifer y algunos otros jóvenes irán a su casa. Nina no las tiene todas consigo pero finalmente le han convencido entre su marido y su hija.

Al principio todo va bien. Alguna rencilla, alguna discusión derivada del mucho alcohol bebido pero la gente se lo pasa bien en ambas casas. Ya de madrugada Nina y Fredrik vuelven a su casa tras dar las gracias a Lollo y a Max. En casa se encuentran con que todo ha ido bien, la casa sigue en pie y bastante recogida. Lo único que Jennifer, que se iba a quedar a dormir con Smilla, finalmente se fue. Parece que las chicas se enfadaron y Jennifer decidió volver a su casa. Pero nunca llegó.

Cuando al día siguiente Lollo se da cuenta de que su hija no está en casa de Smilla ni por supuesto en la suya, empieza a preocuparse. Y pasan las horas y finalmente ha de poner una denuncia. ¿Qué ha pasado con Jennifer? ¿Se ha fugado de casa o le ha pasado algo?

“Feliz año nuevo” es lo que se suele denominar un “domestic noir”: crímenes que ocurren en el ámbito familiar o en un espacio muy reducido como un grupo de amigos. Desde el principio tendremos un claro culpable. Hay una persona que ve a Jennifer después de irse de casa de Smilla y que de hecho discute con ella. Incluso esa persona se considera a sí misma culpable aunque dice no haber hecho nada. Pero todo apunta a que le ha hecho algo, queriendo o sin querer. No obstante una, avezada lectora de novela negra piensa que no todo puede ser tan fácil: en las novelas de misterio 2+2 no suelen sumar 4, al menos no de primeras. Pero, claro, el escritor de novela negra también sabe que al lector no se la da con queso y que, si ponemos de forma tan evidente que X es culpable, no se lo va a creer así que, si finalmente lo es, el lector va a resultar sorprendido. Así que una ya no sabe: piensa que X no es culpable y hasta le da cierta pena lo mal que lo está pasando pero…, ¿será o no culpable? Pues nada, habrá que seguir leyendo porque seguro que hasta el final no sabemos nada.

Y así, entre la congoja de unos padres (más bien de una madre, Lollo, porque Max resulta más desdibujado) y los vaivenes de uno de los matrimonios adultos que acudió a la fiesta, se van pasando los capítulos. Cada capítulo está redactado en primera persona por una de estas tres personas: Lollo, Nina y Fredrik. Vamos viendo formas distintas de acercarse al asunto, sentimientos distintos, actuaciones diferentes. Y nos vamos enredando cada vez más.

Los capítulos son muy cortos, existe mucho diálogo, te metes en la historia y te enredas cada vez más.., ¿os suena? Pues sí, lo típico de los thrillers. “Feliz año nuevo” es un libro que engancha, que te enreda, que lees casi compulsivamente y que acaba por sorprenderte. Prácticamente todo ocurre en seis días, desde el lunes de Nochevieja hasta el sábado de Reyes aunque la última parte supone un salto de varios meses, hasta abril y ahí veremos cómo termina todo. La novela se estructura en siete partes: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y 15 de abril de 2019 y cada parte en capítulos cortitos.

Conclusión final

“Feliz año nuevo” es un domestic noir sobre la desaparición de una adolescente. Un libro sumamente entretenido que he devorado con placer.
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