El chico del anuncio, el chico del hospital, el chico que vive en la calle y el chico que se fue protagonizan esta historia de personajes, es decir, se centra en su día a día, en sus relaciones y es muy introspectiva. Los cuatro tienen un trasfondo psicológico que tiene tela. La salud mental está en todo momento presente, se habla de depresión, suicidio y TCA en chicos —esto me ha llamado mucho la atención porque nunca lo había visto— (me parece importante destacar el contenido sensible). Jun, Luha, Momji y Seju me han hecho sufrir, desesperarme, alucinar y sonreír. Además, hay dos secundarias que son la caña, Suni y Yoora, y un poquito (pero muy poquito eh) de romance LGTB+. Es una novela para leer poco a poco, ya que es algo intensa por todos los temas que trata y bastante reflexiva. A mí me ha gustado, aunque me ha faltado algo más de tiempo y escenas para sentir mejor la evolución de algún personaje. Una dura, bonita, nostálgica y esperanzadora historia que ensalza el valor de la amistad ambientada en Corea del Sur. |