Euforia

Ha sido un libro un poco crudo de leer, Sonia escribe con el corazón en cada una de las páginas, mostrando cómo los personajes duelen y se desangran (metafóricamente). Quizás no ha sido el mejor momento, habiendo pasado entre medias por un bloqueo lector, para poder disfrutar en su plenitud este libro, pero puedo admitir de todas formas que todos sus protagonistas han sido muy especiales.

Al principio me costó pillarle el ritmo, pillar a los personajes y pillar sus respectivas historias, no comprendía los hilos que los unían en el pasado, cuando en el momento presente estaban tan rotos cada uno de ellos y tan destrozados las conexiones que habían tenido alguna vez. Pero luego ya conseguí comprenderles, conseguí colarme bajo sus pieles y comenzó a doler mucho, a doler porque la amistad que habían tenido parecía irreparable, porque las palabras hacían mucho más daño cuando sabías dónde hacer daño, porque algunos caminos parecían tan perdidos que mostraban un mundo que solo se balanceaba peligrosamente cerca del vacío...

Jun se plantea de una manera despreocupada al inicio, como si su corazón estuviera en volver a unir la maltrecha amistad que había tenido, pero a la vez supiera de antemano que no podría arreglarlo, y detrás de todo ello, detrás de ese corazón vacío, encontré a ese chico que tenía mucha más oscuridad en su cuerpo de lo que parecía mostrar su exterior. Luha me ha enamorado con su sencillez, aunque también me ha hecho daño con sus aristas puntiagudas, con la perfección que intenta alcanzar a costa de consumirse a sí mismo. Momji quizás es el personaje con el que menos he conseguido conectar, quizás por su forma de ser tan esquiva y distante, por no aceptar partes de sí mismo o por ser tan resbaladizo con los demás. Mientras que Sehu peca de altanero y resabido, pero me ha encantado ir descubriendo la dulzura que se anida en su interior, la preocupación por las personas que le importan y cómo deja de importar intentar creerse superior, cuando a alguien que le importa le hacen daño.

La historia habla de una amistad, de cuatro chicos a los que parece que ya no les une nada, pero con ayuda de esos mismos cuatro, en distintos momentos, empiezan a enlazar lo poco que les queda, lo poco con lo que siguen identificándose como personas que un día fueron amigos. Las palabras que nunca se dijeron salen a la luz, tarde, pero nunca es tarde cuando todos siguen ahí. Las tiritas que pueden tapar y sanar heridas que parecía que nunca iban a cerrar. Una amistad llena de dolor hecho en el pasado y reabierto en el presente, pero una amistad que intenta volver a cerrarse, volver a creerse.

Sonia Lerones siempre hace magia con las palabras, con las historias que tocan el corazón y se quedan brillando en su interior con luz propia.