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Yo que fui un perro es una novela con un título extraño, ambiguo y que nos introduce a la retorcida psicología del personaje principal, Carlos, un anti héroe sociópata quién , entre otras cosas, se considera un perro, pero no quiere ser un perrito faldero. Es su historia, narrada en un diario en enero 1991 durante unos 6 meses. La idea de base fueron unas hojas manuscritas en forma de diario que Antonio Soler recuperó del interior de un libro que le procuró una vecina, unos papeles bastante toscos escritos por un estudiante de Medicina, de los cuales el escritor guardó algunos datos, pero hizo evolucionar al personaje para darle una conducta "normal" impregnada de fuerte machismo, al mismo tiempo que llevarnos de la mano para constatar la evolución de Carlos de la inocencia a la maldad, del amor al odio, de la luz a la oscuridad. Carlos de unos 19-20 años estudia Medicina y tiene como novia a Yolanda que vive enfrente y a la cual le quiere controlar todo : lo que hace, los horarios, las frecuentaciones, los lazos familiares, su forma de vestirse y maquillarse, hasta sus gestos en el amor. Carlos acosa y maltrata a Yolanda, la tiene bajo fuerte influencia psicológica. Carlos en su diario se expresa con un monólogo interior que horada profundo en su psique y nos muestra desde el interior la interfase de un monstruo manipulador. La personalidad de Carlos es compleja, es un personaje detestable, manipulador nato, maltratador, perverso, narciso que vive un laberinto emocional con pensamientos y emociones negativos, pero él se considera una víctima y por eso odia : no se encuentra bien con nadie, no tiene amigos. Es un lobo solitario, potencialmente tóxico que odia a su madre, a su novia y a sus pocos amigos porque no logra controlarlos como él quiere. Resumiendo, es un monstruo, pero es también un ser humano y su malignidad radica en lo cotidiano, es un personaje que va confundido por la vida, que tiene problemas con la feminidad; resulta un alienado desesperante y tan bien construido por Soler, que es un enigma. Genera rechazo y lástima en el lector porque llega a conmover (Antonio Soler no quiso hacer la caricatura de un monstruo y le infundió algunos elementos positivos porque le interesó estar en la mente de un personaje lleno de aristas). Justamente, el hecho de que Carlos se exprese en un diario da a conocer el proceso doloroso del personaje, su relación histérica con el mundo, su psicología interna, siempre dependiendo del "otro". Así, esta novela prende las alarmas del lector para que no crea lo que le están narrando porque un diario de vida es la subjetividad por antonomasia. Una obra bastante meta literaria dónde Soler cita a otros autores como Pío Baroja (médico) y El Arbol de la vida. Lagerkvist y El enano (libro favorito de Carlos), Knut Hamsun y Bendición de la tierra, Italo Svevo y La consciencia de Zeno. Carlos se irá formando en parte a través de los libros que le presta su amigo Miguel aunque los interprete con desconfianza y muy a su manera. No es un lector voraz y además ha intuido que la escritura puede resultar peligrosa, por lo que decide tachar muchas de sus frases comprometedoras en el diario (las tachaduras del libro son un excelente recurso literario del autor). Los libros prestados por Miguel y los ecos despertados en Carlos, denotan su gran fragilidad. Hay mensajes subliminales de la parte del escritor, como por ejemplo las aspidistras del balcón del departamento de la madre de Carlos, una planta con capacidad inaudita de sobrevivencia y que nos mostrará un Carlos desde el interior a través de los cambios de la planta ( vaya! la aspidistra es símbolo de castidad). Una novela sobresaliente que demuestra la maestría técnica de Antonio Soler que ha logrado crear un personaje detestable con una masculinidad tóxica. Es un tema que ha sido poco explorado en la literatura española. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. |
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