Boabdil: Un hombre contra el destino

¡Por fin!
Historiadores, novelistas, divulgadores y otras faunas se han empeñado en presentarnos siempre a Boabdil como un pusilánime.
Hasta hoy.

En asuntos de historia parece mucho más heroico el suicidio colectivo de Numancia que la rendición de Granada.

¿Cuál es la grandeza de dejar morir de hambre a un pueblo por no rendir la plaza, frente a salvar muchas vidas, precisamente por rendirla?

Siempre he visto más valentía en el hecho de entregar un reino, salvando así a tu pueblo, que condenarlos a muerte en una lucha que no puedes ganar.

Boabdil hizo un buen pacto. Respeto de vida, posesiones y libertad religiosa. Otra cosa es que después, sus católicas majestades y la Santa Inquisición se limpiaran el culo con él.

Entonces, ¿quién es el traidor?

Antonio Soler sorprende al mostrar una imagen más humana de un rey nazarí atípico en la edad media.

El autor no esconde que usurpó el trono a su padre, Mulen Hacén, en parte por la constate presión de Aixa (madre de la criatura) y su facción, como tampoco por el sueño de mantener una Granada libre, rica, bella e inmensamente culta.

Mal guerrero, de hecho fue apresado tres veces por el bando cristiano en escaramuzas desastrosamente diseñadas.
Batalló una guerra civil en busca de una paz que anhelaba tanto como el lecho de su amada Morayma.

Frente al nazarí encontramos a un joven Gonzalo Fernández de Córdoba (el gran capitán) muy alejado de sus futuras glorias, todavía sin espada, en una curiosa faceta diplomática.

Y entre estos dos seres, a priori antagónicos, nace una amistad tan imposible como leal en sus límites.
Un impresionante juego de irremediable vencedor y vencido, donde silencios y miradas, hablan, comprenden y empatizan.
Sin quebrantar sus ideales.
Distanciados y unidos.

Este exótico cóctel va acompañado por una prosa inmensa. de las que te hacen sentir escalofríos.
Antonio Soler encuentra la excelencia escrita en el qué y en el cómo.
No es fácil hallar una novela histórica con toda su crudeza y a la vez, tan intimista.

Destaco también la omisión de la famosa frase que Aixa le dice a su hijo cuando sus lágrimas brotan al abandonar Granada. Creo que aquello de "llorar como mujer lo que no has sabido defender como hombre" es un cierre demasiado socorrido para una frase afortunadamente caduca.

Pocos son los tocados por los dioses con estas cualidades. El malagueño maneja las dos con soltura.
Abusa de los mortales.
Alegra los sentidos.

Sin duda una de las mejores novelas históricas leída en 2022.

Una obra inteligente que pone en valor a un hombre que con sus defectos ha sido maltratado en exceso por la historia.

¡Muy muy buena!