Los diques

Irene Solá, poeta, narradora y artista plástica española es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona y tiene un Máster en Literatura, Cine y Cultura Visual por la Universidad de Sussex. Hasta el momento solo ha publicado dos novelas y un poemario, sin embargo, su breve bibliografía no supone un desmérito a su talento, pues su segunda novela “Canto yo y la montaña baila”, obtuvo en 2019 el premio Llibres Anagrama de novela, el European Union Prize for Literature, el premio Punt de Llibre de Núvol, el Premio Cálamo Otra Mirada y el premio Maria Àngels Anglada de Narrativa, y ha sido traducida a diecisiete idiomas. del mismo modo, su poemario “Bèstia” recibió el Premio de Poesía Amadeu Oller. Por último, “Los diques”, su primera novela y de la que en los siguientes párrafos reseñaré, ganó el Premio Documenta 2017.
Es admirable que, pese a su juventud y su breve paso por el mundo de las letras, Irene acumule tantos galardones y elogios de sus obras y no es para menos, pues la originalidad y la exquisitez con la que impregna sus obras la convierten en una prometedora autora de las letras española.
A través de una narrativa de estilo propio, rompedora y poética, Solá nos presenta “Los diques”, una novela que relata sucesos cotidianos de la vida rural a través de los miembros de dos familias vecinas y sus relaciones.
Con gran sensibilidad, la autora refleja a la perfección, desde un punto de vista general, aquellos acontecimientos más relevantes que asolan la vida de estas personas. de este modo hará un repaso por situaciones naturales y momentos caseros ahondando en las emociones y pensamientos de los propios personajes que invitarán de forma indiscutible a reflexionar.
El texto se encuentra estructurado en capítulos breves en donde cada escena cobra su importancia, a veces pueden ser protagonizados por un personaje, otras por elementos u animales. Con esto se consigue no solo que se pueda leer cada capítulo de forma independiente, a modo de relato, sino que el conjunto forme un todo integrado en el que no se puede hacer distinción de ideas, pues a pesar de esta individualidad la historia tiene su linealidad y sentido claramente ordenado.
Este hecho, descrito así puede dar a entender, a priori, que la novela es confusa o difícil de seguir, no obstante que el lector no se deje engañar pues, si bien es cierto que en un principio es difícil encajar el formato es fácil sentirse completamente inmerso en el conjunto.
La ambientación rural es absolutamente perfecta, cuenta con una serie de descripciones de localizaciones y de tipos de personajes que consigue embaucar la atención y trasladarte por completo al medio natural.
Del mismo modo, Irene tiene una gran capacidad para adentrarse en la mente de diferentes personalidades, cada una con sus manías, sus virtudes y filosofías de vida. Gracias a ella consigue, de forma muy natural, transmitir los pensamientos más profundos de cada personaje, sus cambios personales e incluso muestra una pequeña evolución en algunos de ellos, llegando a traspasar las palabras y apelando directamente a la sensibilidad lectora.
Uno de los rasgos más llamativos y característicos de esta obra es el uso de recursos estilísticos típicos de la poesía para dar forma al texto. La anáfora, el paralelismo, la metáfora o la personificación cobran real importancia convirtiéndose en un medio de transmitir la información de un modo muy distinto al que estamos acostumbrados, desmitificando la idea de que poesía y narrativa están reñidos.
Otro de los rasgos que caracterizan la novela es la forma en que los tiempos se encuentran estructurados, pues el presente, el pasado e incluso el futuro realizan un entramado de ideas que nos ofrecen una visión completa de la realidad de los personajes a los que estamos siguiendo.
Personalmente después de leer “Canto yo y la montaña baila” tenía el deseo de conocer en su totalidad la obra de Irene Solá y a pesar de que considero que “Los diques” es un precursor de su, hasta el momento, obra magna, no me ha decepcionado en absoluto. al contrario, me ha parecido un relato maravilloso y muy bien llevado que refleja a la perfección lo que supone vivir en el ámbito rural siguiendo unas líneas de trabajo y una mentalidad con siglos de arraigo combinado con las nuevas y cambiantes corrientes existentes en un mundo más urbano.
Considero que la autora tiene una gran habilidad para reflejar este estilo de vida, sus problemáticas, los dilemas morales e internos que supone la convivencia entre ambos ambientes combinando la belleza de este estilo de vida con su dura realidad.
Es por ello que no puedo más que recomendar leer “Los diques”, especialmente antes de leer “Canto yo y la montaña baila”, y dejarse sorprender por la delicada pluma de Solá y por todas las historias que nos permite descubrir. Sin duda, seguiré los pasos de esta prometedora autora española que se ha convertido en un imperdible en mi biblioteca.