Canto yo y la montaña baila

Como un soplo de aire fresco. Así resumiría esta novela. No sé explicar de qué trata el libro, solo sé que Irene Solá ha sabido unir diferentes experiencias, vivencias y relatos en un mismo hilo conductor.

Me han sorprendido los diferentes y complejos recursos narrativos que ha ido usando al largo de la novela. Muchas veces cuando iniciaba un capítulo, leía la primera página sin saber bien qué estaba pasando, ya que el personaje podía ser un elemento (las nubes), una persona (Sió, Mia o Eva, entre muchas otras) o una animal (como el Caribol). Además, la variedad de vocabulario que ha usado me ha parecido admirable. He sentido que la escritora siempre encontraba la palabra precisa para describir cada escenario o los sentimientos de cada personaje. No es una lectura llena de palabras vacías, sino que denota que cada término se ha elegido de manera consciente.

Experiencias, realismo, cuentos, mitos, muerte o vida son algunos de los elementos que puedes encontrar leyendo el libro de Irene Solá. Pero siempre teniendo la naturaleza y las montañas como punto de unión.

Volvería una vez más a las páginas de este libro porque leerlo ha sido cómo transportarme a las montañas de los Pirineos.
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