Al atardecer

Es difícil de explicar todo lo que nos transmite la lectura de "Al atardecer" en sus apenas 170 páginas. Pero por su sinopsis me llamó la atención y ha sido un grato descubrimiento.

Hwang Sok-yong sitúa la novela en Corea, en la ciudad de Seúl. Allí conocemos varias caras de la sociedad: los barrios marginales, llenos de chabolas; los mini apartamentos de una habitación, con cocina y baño compartidos; apartamentos en oscuros sótanos a precios desorbitados, y la mejor vida de arquitectos y políticos, entre otros.

Quizá la parte que más nos llame la atención, y nos choque, es la parte del poblado en la ladera de la montaña, en las chabolas, donde vivió su infancia nuestro protagonista, Minwoo Park. Las leyes de la calle, de los niños, las ayudas entre vecinos, lo difícil de salir adelante con un negocio, el privilegio de ir al colegio y sobre todo, las ganas que tienen algunos de salir y otros de quedarse. Encontramos los dos extremos en Minwoo, Soona y el resto de la "pandilla" de amigos.

Por otro lado, nuestra otra protagonista, Woohee Jeong, nos enseña lo mal pagado de los trabajos, lo complicado que es pagar una vivienda "decente", o a veces ni siquiera se puede definir como decente. La relación de precios para vivir me ha parecido, en cierta manera, brutal y cómo,aunque no sea justo, a Woohee Jeong no la queda otra opción que callar y aceptar. Enlazando un trabajo con otro, con su pasión por el teatro, pero mal pagado y en ocasiones ni pagado, la lleva a extremos de apenas dormir, comer comida caducada del supermercado 24 horas donde trabaja de noche, y que realmente iba destinada a la basura. Y a veces, apenas ni come. Son escenas duras, que nos provoca un golpe de realidad y que choca completamente con las escenas de la alta sociedad que encontramos.

Tenemos también la realidad de la corrupción. Algo muy presente, por desgracia, en todas las sociedades, y muy al día. En este caso entre arquitectos, políticos, empresas de demolición... todo vale para expropiar viviendas a la gente, tipo el poblado de chabolas en dónde Minwoo vivió, y construir bloques de viviendas a precios que muy pocos se pueden permitir, y mucho menos los expropiados. Nada queda de la montaña donde Minwoo creció, de su casa, el árbol del jardín o el resto de calles que había en la montaña, sólo queda un feo edificio que le hace plantearse su implicación en ello y el sentido de su vida.

Hwang Sok-yong nos demuestra que todos estamos unidos por un fino hilo invisible. Minwoo tendrá que volver a recordar lo que tanto empeño ha puesto el olvidar, su pasado, su infancia, sus amigos, a Soona. Recordar para saber quién era, quien es y si todo ha merecido la pena.

"Al atardecer" es una novela para reflexionar también sobre nosotros, sobre nuestra vida y lo que queremos. Y sobre todo para recordarnos que el pasado, aunque pasado, siempre estará presente en nosotros y es parte de lo que somos.
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