REMONTAR LA CORRIENTE

Decía mi amiga Sara, cuando transitábamos el territorio desafiante de la adolescencia, que en nada se parecía su vida a la de Lorena o a la de Sonia. Yo no podía estar más en desacuerdo. A esas alturas de la película, a mí me habían enseñado los eternos veranos en el pueblo, que todos teníamos más en común con las trabajadoras y metódicas hormiguitas, a las que les iba dejando diminutas migas de pan aquí y allá, por el placer de observarlas libres y atareadas. Cuando mi primo Luis aplastó un hormiguero, creí que iba a enloquecer de la rabia. ¡Con el tiempo que les habría llevado a aquellas pequeñísimas criaturas montarse un hogar tan complejo! Y él se reía, como quien ha asistido a semejante espectáculo cientos de veces, mientras mis hormigas, infatigables, empezaban a reconstruirse, a mover provisiones que multiplicarían su tamaño y estaban ahí, codo a codo, en el peor momento, que es cuando se debe estar.

Tal y como lo hacen, una y otra vez, los personajes de Remontar la corriente (2019), de Jorge Sánchez López. A través de sus veintidós relatos es muy sencillo identificar a los que fuimos y seremos, a amigos, compañeros, vecinos, conocidos... que transitan por sus páginas, guardándose más de lo que deberían, y que a veces se sienten atrapados. Y no saben cómo volver a volar. al igual que las muñecas con las que Sara y yo jugábamos de niñas, los juguetes cobran vida gracias a sus palabras y se desenvuelven en una existencia que los trae y los lleva hasta el final de sus días, hasta que llega la soledad. Y arrasa con todo. Porque necesitamos remontar la corriente, padecer ese esfuerzo y sentir cómo la propia vida nos fortalece. Puede que, entonces, empecemos a sentir ese cosquilleo que presagia el nacimiento de unas prometedoras alas en nuestros pies.
Enlace: https://www.instagram.com/mi..