La Estirpe de Esgarath ha sido una lectura bastante curiosa con un estilo y estructura que nunca había experimentado. Se constituye de tres relatos (diferenciados temporalmente y con diferentes protagonistas) que a pesar de sus diferencias presentan puntos en común y que a medida que avanzas en sus historias, desentrañas secretos que escondían cada una. La telaraña de acontecimientos es un punto a favor del libro. Algo que se percata con notoriedad es el cambio de escritura de Rafael Sánchez, ya que entre el primer relato y los otros dos, existen años de diferencia. La primera parte, aunque es original, deja un regusto extraño tal vez debido a la falta de lógica de algunos personajes y sus acciones en general. En la segunda parte se nota una mejoría de la escritura y expresividad, aunque la narración es más lenta, pausada y está falta de acción. La tercera parte siendo la más extensa, es también donde el autor más ha destacado con su pluma, construyendo un entorno peculiar y jugando con algunos conocimientos tecnológicos e históricos, metiendo al lector de lleno en ese mundo de ciencia ficción. Personalmente, confío en que Rafael Sánchez-Grande podría seguir evolucionando como escritor siguiendo la línea que hasta ahora le ha permitido encontrar su modus operandi en este género.
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