Una vidriera en Leópolis

En la ciudad ucraniana de Leópolis hay una casa con una vidriera circular en su fachada que es un tesoro arquitectónico, y es precisamente en esta casa donde cuatro generaciones de mujeres conforman ese mosaico de la historia de su ciudad. Lwów, Lvov o Lviv/Leópolis, dependiendo de si su gobierno fuera polaco, soviético o ucraniano, ha sido el escenario de cruentos combates a lo largo de su historia reciente. Precisamente es la ciudad natal de Żanna Sloniowska, la autora de “Una vidriera en Leópolis”, una ciudad que es su vez el personaje más fascinante de esta novela por haber soportado el conflicto entre el gobierno soviético y el nacionalismo ucraniano que trata de mantener su identidad, haciendo hincapié en lo artístico y cultural.

Precisamente es ese carácter artístico el que une y pasa de una generación a otra en la familia protagonista de esta historia.
“Era julio de 1988 y mi madre había muerto en una lucha desigual contra el régimen totalitario soviético”, nos dice la joven narradora a comienzos de su historia. Ella es la hija de Marianna, una cantante de ópera que murió durante los levantamientos por la independencia de Ucrania. Marianna se convierte en mártir de la causa y su hija crece viviendo a su sombra mientras narra la historia de una mujer que antepuso su país a su familia, la de su abuela Aba, una doctora que una vez quiso ser pintora, y su bisabuela, que vio cómo de un día para otro se llevaron a su marido, y ahora vive aquejada de ataques de melancolía.

Una lectura inquietante pero fascinante y conmovedora que ofrece una ventana sorprendentemente elaborada sobre cómo nuestras vidas son un mosaico de las cosas que sucedieron antes de nosotros, de sueños truncados y esperanzas que se desvanecen.
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