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No he conseguido entrar en la historia como a mi me hubiese gustado por el tema que trata. Cuando la protagonista hablaba de su madre, de su abuela y su bisabuela si me adentraba y también cuando ella misma, ocupaba su lugar en el relato respecto a su relación con las mujeres de su vida. Pero la parte de la protagonista y Mikolaj, a mi parecer un hombre pedante, no me ha gustado. Así que irremediablemente me quedo con la parte que narra todo ese conflicto entre la población, un país y un régimen. O cuando estos dos personajes ejecutan una especie de “plano secuencia literario” por la ciudad de Leópolis, sus entrañas, sus señales y cicatrices, que narran toda su historia. El conflicto que trata es en la ciudad de Leópolis o Lviv, donde conviven rusos, polacos y ucranianos. Tras ocupaciones y regímenes como el soviético, muchos de sus habitantes se sienten más ucranianos que nunca y luchan por la independencia. Este malestar se traduce en manifestaciones, y es en esta lucha donde le arrebatan la vida a Marianna, conocida cantante de Ópera, símbolo político para algunos y la madre de la protagonista. Así es el punto de partida de este libro que va hacia delante y hacia atrás en el tiempo para formar toda una línea cronológica. Pero hay una protagonista silenciosa y más viva que nunca: vidriera de valor cultural y artístico incalculable que habita en el edificio donde viven estas mujeres. A pesar de sentir poca conexión con el libro, quise darle la oportunidad de acabarlo porque me parece importante que cada vez más las mujeres narren conflictos políticos o bélicos de gran importancia aportando su perspectiva ya que siempre suelen ser los hombres quienes relatan los hitos históricos. Eso si, reconozco que tiene párrafos y frases muy certeras. Este libro podría servir de ejemplaridad sobre la situación bélica actual en el mismo país. Bastante oportuno. + Leer más |