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Esta novela cortita nos cuenta la historia Hailey. Una chica que por fin se ha podido ir de casa de sus padres para poder ir a la universidad de San Francisco, y vive con su amiga Tess. El día de antes de empezar las clases, por la noche. El vecino de al lado pone a todo volumen música de rock, la música que menos le gusta Hailey. No se lo piensa dos veces y sale disparada a llamar a la puerta del vecino de al lado, pero al abrir la puerta se sorprende por el atractivo vecino que tiene. le pide que baje la música y él entre dientes al final lo hace, pero antes sin haberle echo un buen repaso a Hailey y haberle prestado el móvil, para llamar a su compañera de piso, porque se ha quedado encerrada fuera de la casa, con las prisas. A la mañana siguiente, cuando abre la puerta para ir a clase, se encuentra una cajita con una magdalena, y de quien será? Pues sí, del vecino de enfrente. Con esto empieza un ritual de música y magdalenas que conoceremos a lo largo del libro. Este libro te engancha desde la primera página y te hace reír bastante, que he ido en el tren y me he empezado a reír por ir leyéndolo. Es una historia con el cliché de chico malo. Pero que el chico malo, te enamora desde la primera página. Esta novela tiene varios saltos temporales a lo largo del libro y también algún giro repentino que te hace sufrir. Pero terminas disfrutándola un montón y queriendo saber más de la historia. La evolución que tiene la protagonista me ha gustado bastante y como ella dice en un momento de la historia, ha madurado a lo largo de la historia y eso se nota. Me han encantado todos los personajes secundario que salen en el libro, ya que hacen que la novela sea más entretenida y graciosa. |
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