Lo mejor del libro es el principio y, sobre todo, ese precioso relato final. El medio no es una novela, es una mezcla de narrativa y ensayo, un experimento que trata de resaltar un espacio y un tiempo desaparecidos (o no, o preservados como los gigante-molinos). Está lleno de opiniones y se enmarca en la vida de la familia de la autora, sin que haya un argumento ni línea narrativa. Por eso creo que es uno de esos libros que se pueden leer entremedias, es decir, en medio de otras lecturas, poco a poco. Así de golpe se hace un poco bollo. Así todo junto parece un grupo de escenas deslavazadas de películas de Almodóvar o sketches de José Mota, solo que con una visión muy positiva y benévola del paisano manchego, que en cierta medida podría ser el paisano de cualquier lugar. |