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El hombre que miraba pasar los trenes del autor originario de Lieja, Bélgica, es una novela negra con tintes humorísticos. de la extensa obra de Georges Simenon, cada libro nos presenta personajes bien diferentes unos de otros, algún punto en común son las reflexiones que algunos tienen en cuanto a sus acciones. Kees Popinga, protagonista de L'homme qui regardait passer les trains, es un empleado tranquilo y sin problemas. Su vida da un gran giro al ser testigo de un secreto de su jefe Julius de Coster el Joven. Toma la mala decisión de visitar a Pamela, bailarina y amante de Julius; ante la mala actitud de ella, ocurre un hecho que origina la salida de Popinga de su ciudad y termina en París. En compañía de Jeanne Rozier quien extrañamente se compadece de Popinga, sale una vez más de su lugar con ayuda de ella y una banda de traficantes de autos cuyo líder es muy amigo de Jeanne. Popinga desafiando a quienes se encargaban de cuidarlo y posteriormente trasladarlo a otro sitio, escapa y su única intención es localizar a Jeanne. Nuevamente, las circunstancias no son buenas para Popinga y comienza a recorrer París y sus distintos barrios. Todo esto ocurre bajo la amenaza de ser localizado por el comisario Lucas quien se entrevista con personas quienes han convivido con él aún brevemente, por lo que sus declaraciones son muy vagas. Popinga se entera de todo esto mediante las publicaciones en los periódicos parisinos. Popinga decide escribir a los diarios y relatarles acerca de él y sus acciones para que, según él, conozcan la verdadera versión. Popinga continua sus caminatas por la capital francesa hasta que se topa con un americano quien le pregunta cómo llegar a un bar cuyo dueño es norteamericano también. Todo iba bien hasta descubrir que fue víctima de este carterista que se hizo pasar por extranjero perdido en la ciudad. A partir de ahí, las decisiones tomadas por Popinga definirán el desenlace de su historia. al igual que en sus novelas psicológicas, lo mejor son las reflexiones de quienes cometen algún crimen y su proceder después del tal. Recomendable para los lectores de novela negra.
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