El fondo de la botella

La novela fue escrita en 1949, un año después de la nieve estaba sucia , y ambas parecen responder a la necesidad que el autor sentía de cauterizar heridas provocadas por la relación que mantuvo con su hermano, por el que su madre siempre expresó una clara predilección. Las dos forman parte de ese bloque de novelas llamadas romans durs o novelas duras, menos conocidas que las protagonizadas por su famoso detective Jules Maigret, pero de las que Simenon se sentía especialmente orgulloso.

Aunque intento no repetirme, me es imposible no volver a comentar la extraordinaria capacidad del autor para crear atmósferas. La novela empieza describiendo cómo un individuo acodado en la barra de un bar se levanta y se dirige al baño para observar en el espejo si todavía se puede permitir beber una copa más. Con esta escena y en pocas páginas el autor ya nos ha metido en el cuerpo la alarma y el desasosiego que no nos abandonará hasta cerrar el libro.

Este individuo es PM, un hombre discreto, íntegro, escrupuloso, que vive sin pasión un segundo matrimonio con una rica heredera, un abogado que sabe cuál es su sitio, cuyos actos no van más allá de lo justo y necesario, que no arriesga, que siempre sabe cuál debe ser su último bourbon. PM es un triunfador nada seguro de serlo que arrastra una gran culpa por su primer matrimonio fracasado, por la familia con la que cortó toda relación, y, en concreto, por su hermano Donald, el fracasado que, sin pretenderlo, cae bien a todo el mundo, que enternece a las mujeres con su profundo aire de tristeza, un hermano al que no ayudó durante sus malos momentos y que ahora se encuentra huido de la justicia por robo e intento de asesinato de un policía.

Un drama a lo Caín y Abel narrado con el inconfundible no-estilo de Simenon, en el que por encima de todo prima la definición de caracteres y la narración de una historia con su dilema moral y el conflicto interior que genera en los personajes, nunca culpables o inocentes del todo. Simenon nos irá enredando con su habitual habilidad en la madeja de lo inevitable, del destino que atrae a PM por la fuerza de la culpa y la necesidad de redención y por el que la vida le va a enfrentar a uno de esos momentos "en los que a uno lo empujan de forma inexorable a hacer lo contrario de lo que desearía", una de esas ocasiones en los que no podrá detenerse hasta apurar el fondo de la botella.