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Es una historia que te sumerge en el conflicto tibetano. Gran desconocido para muchos, entre los que me incluyo. Ese es definitivamente el fuerte de la historia donde los personajes y los hechos que les suceden quedan en muy segundo plano. Los personajes están muy escasamente perfilados a pesar de que los conocemos desde que son niños. Esto hace que en realidad no me encontrara unida a ninguno y realmente no me importaba demasiado lo que les sucedía atrapaba en los hechos históricos que se sucedían sin parar. Tampoco ayudaba que el único personaje del que se conocía más, Shakya, fuera de lo más insoportable. He conocido pocos personajes tan egoístas y odiosos como ella. Le alabo a la autora que haya sido capaz de contarme de forma amena y sin caer en darle demasiadas vueltas lo que sucedió en el Tíbet. Por otro lado, me esperaba otra cosa de la historia que me iba a contar. Puedo considerar esta historia como una historia de fe pero definitivamente no es una historia de amor. |
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