Morbo

Una mujer es arrojada al río Llobregat como un desecho. Ha sido brutalmente golpeada y asesinada. Los dos inspectores a los que se les asigna el caso se dan cuenta de que, a pesar de la violencia que ha sufrido, sigue teniendo una belleza sorprendente.

Morbo es una novela que se ha estructurado como una obra de teatro. Prólogo, tres partes diferenciadas y epílogo. Los capítulos son muy cortos, los diálogos ágiles, todo recuerda a las alegorías teatrales de la Edad Media en las que los personajes eran representaciones de virtudes o defectos morales y que servían para entretener al público pero también para instruirle. En Morbo se trata el tema de la corrupción política, los desahucios, la crisis, la cosificación de la mujer y todo ello es representado por cada uno de los personajes a través de su relación con la víctima.

Uno de ellos ha sido el culpable. El padre, un alcohólico al que no le queda nada por lo que luchar; el preso, ex novio de Eva a la que culpa de todos sus males, el hermano del preso, un joven sin esperanzas que vive obsesionado por conseguir a la que fuera novia de su hermano; el constructor, un empresario cuya única aspiración es una concesión urbanística que le permita seguir con su mediocre nivel de vida y que no duda en utilizar a Eva; el político, el típico hombre de éxito que en realidad no es más que un depresivo divorciado que encuentra en ella un modo de alimentar su ego; el policía, que encuentra en la investigación y en Eva la fascinación que no encuentra en su propia vida y, por último, la propia Eva, de la que sólo conocemos impresiones a través de los ojos de los demás y que fue la principal víctima de su belleza. Todo gira en torno a ella pero, sin embargo, no llegamos a conocerla realmente. Eva es un objeto, no una víctima.

En un momento en el que la violencia machista llena las portadas de los periódicos y abre casi diariamente los telediarios, Jordi Sierra i Fabra nos presenta una novela en la que una joven es deshumanizada por todos los hombres con los que se cruza. Uno de ellos la asesina, pero cada uno de estos hombres piensa que ella misma es la culpable de los sentimientos morbosos y violentos que provoca en ellos. Quizás ella también.
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