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Maldad comienza fuerte. El asesinato de una joven de trece años cuyo cuerpo aparece en un descampado con fuertes signos de violencia es el punto de partida de la historia. La investigación de la muerte discurre por dos caminos separados. Por una parte tenemos a Olivia, una periodista bastante aguda y por otro lado nos encontramos con Agustín Castro, inspector de policía. Cada uno tratará de esclarecer los detalles de atroz asesinato por distintas vías. Para mi, lo que más me ha gustado es el tema de fondo que nos presenta la autora con esta novela, por desgracia, tan actual y tan cotidiano. Esta historia está contada con mucha sensibilidad pero a la vez, muestra la dureza y la complejidad del tema. La autora nos enseñará el maltrato desde diferentes prismas y puntos de vista: la víctima, el victimario, la familia, los profesores, los amigos... Mientras leía la historia me preguntaba qué es lo que ocurre en la mente de las personas para disfrutar haciendo daño, ¿realmente la educación que recibes en tu infancia condiciona tu actitud malvada? O por el contrario, ¿se nace ya con la predisposición a la maldad? Los que ven la maldad y la obvian, ¿se pueden considerar malvados? Y es que esto es lo que consigue este libro: reflexión. La autora plantea una gran crítica social al sistema educativo que, además está lleno de pensamientos muy interesantes y profundos. Si tengo que ponerle un "pero" a esta historia, es que conseguí averiguar quién era culpable quizá demasiado pronto para mi gusto. |
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