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Mary Shelley escribió esta obra meses después de sufrir la pérdida de sus dos primeros hijos, su obra, Mathilda, es un alter ego de la propia autora y un reflejo de sus vivencias, sus dilemas morales y emocionales. ¿Como reflejar una vida tan oscura en la que la historia de la propia escritora aparece en muchos de sus escritos? No es la primera obra que leo de Mary Shelley, su historia personal me ha fascinado como mujer, sus obras reflejan un mundo. Ir descubriendo una mujer que sufrió desgracia tras desgracia, pero supo ser capaz de luchar. Conocer a Mary Shelley a través de su obra Frankenstein fue un regalo que me llevó a investigar sobre su vida y redescubrirla en la película Mary Shelley, dirigida por Haifaa al-Mansour y gracias compañeras de por aquí que me han puesto la miel en los labios con sus reseñas. Mathilda es un texto plagado de metáforas y de comparaciones habitando parajes semi habitados y agrestes de la Escocia más rural Con una narrativa poética, introspectiva e inmersa en la corriente de romanticismo clásico, conocemos a Matilda, una joven huérfana de madre, con un padre ajeno a ella y atrapada en un vínculo emocional. El duelo, la soledad, la desesperanza, la depresión, todo ello coronado con un amor incestuoso y un sin fin de circunstancias que rodean esta historia. Todo va marcado por el tabú personal y social difícil de aceptar en aquella sociedad. Hay un sutil intento de permitirnos ver unos tímidos rayos de luz y calidez al conjunto de la obra, pero que desaparecen inmediatamente absorbidos por una nueva oscuridad, algo de belleza queda siempre entre las cicatrices Mathilda recoge y refleja la forma de ser de toda una época porque en ella queda reflejado el alma de una mujer que vivió intensamente, que conoció y amó a los mejores poetas, que fue capaz de anticiparse y que mantuvo las culpas inconfesables de una vida donde experimentó las pasiones más oscuras y más luminosas. Me queda por decirte que no enciendas la luz, sigue en la penumbra, escúchame: Los monstruos existen, unos dejan marcas en nuestra coraza, pero otros consiguen traspasarla y herirnos de muerte. Los silencios no dichos y las palabras enmascaradas nos pueden llegar a anular entre la tristeza y la obsesión por sentir una mano amiga. Deberías conocer a Mary Shelley. Yo sigo. |
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