Mathilda

Frankenstein siempre ha sido una de mis novelas favoritas no solo por la historia narrada sino por la pluma de Mary Shelley. Volver a ella con su segunda novela ha sido maravilloso. Un relato con grandes tintes autobiográficos en el que la autora se desnuda para mostrarnos las partes más oscuras de su alma. Una obra escrita en 1819 y publicada póstumamente en 1959, por ser considerada por su propio padre como detestable por la temática expuesta en ella. Un tema que no quiero desvelar porque entrar en ella a ciegas hace que esta obra sea todavía mejor si cabe.

Se trata de un relato gótico escrito en pleno romanticismo literario. Época en la que los sentimientos son exaltados y vividos al máximo. Las emociones de desbordan y llevan al ser humano al límite. La naturaleza y su belleza forman parte del paisaje y acompañan el alma humana en sus momentos de oscuridad y desconsuelo. Y se hace presente la romantización de la muerte conseguida a través del suicidio como liberación de ese corazón atormentado.

Mathilda nos narra su historia desde su lecho de muerte. Una historia llena de tristeza y desamparo que empieza en el mismo momento de su nacimiento en el que perdió a su madre y su padre, invadido por un duelo no aceptado, la abandonó al cuidado de su tía. Una mujer que nunca le transmitió afecto ni cariño. La soledad acompañó su infancia teniendo como única compañía los libros y la naturaleza.

Cuando era ya una jovencita adolescente el padre regresó y en ese reencuentro encontrarán los dos esa felicidad tan ansiada, que les proporcionará la paz en la compañía y el cariño del otro tan deseados. Pero algo perturbará la calma y se desencadenará una tormenta de sentimientos que los llevarán de nuevo al sufrimiento y la soledad.

Dos almas trastornadas y atormentadas por cicatrices que no han sanado, dos almas que ante sentimientos destructivos encontrarán en el aislamiento el autocastigo para un corazón lleno de pecado y culpa. Desencadenándose así la tragedia de dos vidas sumidas en la desesperanza y el sufrimiento.

Mary Shelley expresa a través de sus páginas las emociones más oscuras encerradas en su interior y plasma el éxtasis que puede alcanzar el alma humana. Un relato muy recomendable para todos los lectores que disfruten del romanticismo clásico. Una historia delicada, sutil y llena de belleza en toda su oscuridad. Una pequeña joya.