Mathilda

Desde que leí Frankenstein, obra que me sorprendió y enamoró, quise conocer más a Mary Shelley. Escribió Mathilda poco después de su primera famosa novela, en 1820, pero no fue hasta 1959 que se publicó (!) debido, entre otras cosas, a los temas que trata, que eran considerados detestables y casi prohibidos.

En su lecho de muerte Mathilda escribe una carta para confesarse, y narra episodios de su vida que nadie hasta ahora conocía. Lleva años sola en una pequeña casa en mitad de un páramo desolado y, aunque siempre le ha horrorizado contar su historia, ahora, a punto de morir, un impulso la empuja a revelar lo que durante mucho tiempo ha mantenido escondido.

Al más puro estilo del clásico romanticismo inglés y de una forma íntima y reflexiva repasa su trágica vida desde la infancia hasta el presente y aborda cuestiones como el incesto, el suicidio y la romantización de la muerte. Mathilda se expresa de forma intensa y vehemente y transmite a la perfección su angustia y desesperación, pero también su serenidad. Necesita escribirlo, centrar sus ideas, recordarlo todo e implorar la compasión y comprensión de al menos un amigo. Como si esa carta fuese una forma de liberación y redención.

Dicen que esa una obra con muchos elementos autobiográficos y, aunque es bastante más corta y sencilla que Frankenstein, me parece una novela igual de valiosa que refleja perfectamente partes de la personalidad de Mary y del pensamiento de la época.
Muy recomendable, a mí me ha gustado mucho.