Frankenstein o el moderno Prometeo

Frankenstein es una novela gótica, de terror, un clásico de la literatura, que está considerada como la precursora del género de ciencia ficción. Pero además, es una reflexión sobre los límites de la investigación científica, y la responsabilidad de la creación. Advierte de los peligros, del orgullo y la soberbia del hombre de ciencia que juega a ser Dios.

Me ha sorprendido gratamente, aunque al principio me costó engancharme a la historia, no era para nada lo que me esperaba por culpa de la idea equivocada del monstruo que tenía por culpa del cine. Todos tenemos la imagen de un individuo muy grande, fuerte, torpe, de cabeza cuadrada, de lenguaje reducido, dificultades para expresarse y hablar, y que infunde terror. Pero en realidad, sabemos muy poco de él, y de sus sentimientos. Existen más de 150 adaptaciones teatrales y cinematográficas de la novela, aunque la versión más influyente en la imagen que tenemos de la criatura fue la dirigida en 1931 por James Whale, El doctor Frankenstein, y como ya he dicho, no corresponde para nada con la imagen y lo que nos cuenta la novela de Mary Shelley. En realidad sabemos muy poco de él. No conocemos ni su nombre, siempre se le nombra como la criatura, el engendro, o ser demoníaco. Tampoco sabíamos que tiene sentimientos, de sus pensamientos y reflexiones. Y nos llevamos una sorpresa al leer el libro y encontrarnos con un ser bastante más humano que la imagen que teníamos por el cine y la televisión. Poco a poco lo iremos descubriendo con la lectura.
La obra se divide en dos partes. La historia está narrada en forma epistolar, mediante cartas que Robert Walton, un joven que emprende un viaje desde Inglaterra hasta el Ártico, le envía a su hermana. En su camino se encuentra con Víctor Frankenstein, que le contará su vida en la primera parte.
Y en la segunda conoceremos la versión de la criatura creada por él. Sabremos del abandono por parte de su creador, su soledad, y el rechazo que produce, le llevan a convertirse en el monstruo que todos ven en él.
Si quieres conocer al verdadero monstruo tienes que leer Frankenstein de Mary Shelley.




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