Frankenstein o el moderno Prometeo

He vuelto a leer "Frankenstein". He aprovechado la relectura para doblar las hojas, subrayar mis pasajes favoritos y hacer anotaciones. Esta segunda vez, más que leer el libro, lo he vivido con intensidad.

La novela me ha hecho odiar a Victor Frankenstein y, a la misma vez, sentir pena por él; lo mismo que por su creación. El monstruo, una criatura sin nombre, encarna la soledad del abandono, el deseo de encajar en el mundo y el sentimiento de venganza más irracional. Por su parte, el científico personifica la ambición y también las consecuencias de la misma, sobre sus hombros cae una carga demasiado pesada siendo inevitable sentir lástima.

"Frankenstein" es una novela que va mucho más allá del terror. Este libro abre la puerta a una profunda crítica y reflexión moral. Entre sus páginas se libra una batalla entre el bien y el mal; hace que nos preguntemos si la maldad es algo innato o si, por el contrario, son las circunstancias las que nos moldean. Pone ante nuestro ojos lo mejor y lo peor del genero humano. Es una novela que habla de prejuicios, del desprecio ante lo que desconocemos o creemos diferente.

Una novela exquisita; llena de descripciones que erizan los sentidos y una prosa cuidada, sensible y de una ternura sobrecogedora.

Mary Shelley creo un personaje inmortal con tan solo 19 años... ahí es nada!