El monstruo de Frankenstein no tiene piel verde, un cráneo de punta plana ni tornillos en el cuello. Si estás buscando esa versión, no la encontrarás en esta increíble historia. No obstante, lo más monstruoso es lo que se aprende sobre la criatura a medida que se desarrolla la historia. Tiene una naturaleza amable, un espíritu indagador, una mente inquisitiva y un sentido de la belleza del mundo que lo rodea que no lo tiene nadie más. Sin embargo, está atrapado en un mundo que siempre pondrá histéricas a las personas que lo rodean y lo mantendrá aislado del menor contacto humano. Más solo de lo que nadie ha estado o estará nunca, y tristemente consciente de su completa soledad, la pobre criatura es la víctima inocente de un científico, Víctor Frankenstein, que permitió que su propio ego lo empujara por el camino equivocado. |