Frankenstein o el moderno Prometeo

Una mente bien nutrida dispuesta a poner sus conocimientos, sus pasiones, su refinamiento al servicio de un sueño de carácter terrible que se fue gestando poco a poco es la que nos deja para el goce de la humanidad este precioso clásico de la literatura.
La primera obra de ciencia ficción, en la que las posibilidades de la medicina adelantan a su época en forma visionaria, más que una historia que sale de un reto entre amigos para crear un relato que pueda sobrecoger a sus lectores es un tratado de ética profesional, un dialogo entre el yo y el super yo, un análisis de las posibilidades reales del libre albedrio, un discurso de responsabilidades entre el creador y su creación, una serie de reflexiones sobre el poder del conocimiento y el deseo de poseerlo, escrita de forma tan hermosa y sencilla a pesar de su lenguaje refinado, que logra conmovernos y quedarse en nuestra mente para siempre.
El relato de desesperanza que narra el doctor Víctor Frankenstein a este hombre cargado de anhelos de conocimiento y que anhela desesperadamente encontrar un par para sentir su vida menos solitaria, es la historia de los sueños de la humanidad, del desarrollo de la ciencia desde la alquimia hasta el método científico, del desespero por la perdida que logra llevarlo al borde de la locura. Pero quien realmente toma el protagonismo para si mismo y logra conmovernos hasta al punto de empatizar con sus reflexiones a pesar de sus abominables actos, es la criatura creada por el doctor.
Un libro necesario en la vida de cualquier lector, no solo por su belleza y profundidad, también por la relevancia de su autora, para su época y para el conocimiento en diversas ramas.