Nadie muere en Wellington

Tras haberlo perdido todo, Emma deja su lluviosa y fría Inglaterra natal para emprender una nueva vida en un recondito destino, Nueva Zelanda. Allí conocerá a David, el dueño de una cafetería con muchos secretos, y a Kauri un joven maorí con el que estrechará una bonita amistad.

Esta es la primera toma de contacto con la autora y me ha cautivado su delicada pluma desde la primera página. Se trata de una novela romántica cocinada a fuego lento, muy lento, pero con altas dosis de drama y secretos del pasado, pero también con un mensaje de superación y crecimiento personal.

La parte más positiva es habernos permitido viajar hasta Wellington y conocer una pequeña parte de la cultura maorí, tan desconocida en el resto del mundo.

"Es necesario haber sufrido para saber qué es el dolor, haber amado para saber qué es el amor y haber perdido para saber que la vida es un juego de toma y daca capaz de juntar los momentos más sombríos con los más luminosos."