Maldito síndrome de Estocolmo

No tenía ni idea de lo que me iba a encontrar entre las páginas de este libro y que te sorprenda una novela es una de las mejores cosas que te puede pasar en el mundo lector, solo por eso ya ha merecido la pena. No esperéis encontraros aquí con personajes perfectos ni mucho menos, no, Ana y Eric son dos personajes completamente imperfectos, con multitud de defectos y que, a ratos incluso, llegan a desesperar y, quizás, esa perfección es lo que los hace más reales, más intensos y más cercanos. Me han encantado sus tira y afloja, sus enfrentamientos verbales y su forma de quererse y todo es gracias a la narrativa de Carmen Sereno que sabe cómo transmitir a través de sus palabras sensaciones, sentimientos, pensamientos y lugares, y que consigue que en todo momento estemos allí, sufriendo, riendo, frustrándonos y enamorándonos con los personajes. No me canso de decirlo, hay personas que tienen un don y es maravilloso cuando ese don lo comparten con nosotros en forma de libro. Además, detrás de todo esto se esconde una crítica brutal y absolutamente necesaria tanto a la precariedad en el ámbito laboral de algunas multinacionales, en este caso la industria farmacéutica, como al clasismo y las discriminaciones en algunas empresas. Esa parte me ha gustado mucho, también. La documentación, una vez más, por parte de la autora es impecable. Un libro que engancha, que no solo es una historia de amor al uso si no que guarda mucho más entre sus páginas, bien hilado, con una trama interesante y que es perfecto para evadirnos un rato del mundo real en estos días de locura. Eso sí, preparaos para el final porque os vais a quedar con ganas de más, de mucho más. Menos mal que su segunda parte la tengo cerquita ;)