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Lo primero que me gustaría decir sobre esta novela es que me ha encantado la forma en que la autora juega con el lenguaje, amoldándolo a su conveniencia, para transmitirnos no solo ideas o emociones, sino belleza en las palabras. Hay frases que he encontrado realmente maravillosas. La trama va avanzando lentamente mientras se nos presentan personajes, lugares y situaciones claves para el desarrollo del argumento. Mientras leemos, nos sentimos envueltos en la pesada y asfixiante atmósfera del mundo laboral de las grandes multinacionales, en este caso de la farmacéuticas, que tanta polémica desataron hace varios años. Sin duda, la investigación de la autora en este campo ha sido ardua, pero quizás, en la forma de narrar, me han sobrado datos que si bien resultaban curiosos, no hacían falta para la historia. La novela nos cuenta el encuentro y la historia de amor entre Eric, hijo del dueño de la empresa farmacéutica, y Ana, una joven empleada. Me ha parecido una relación tormentosa y potente desde el inicio. No hay un inicio de enamoramiento tranquilo que avanza poco a poco a través del conocimiento mutuo. No. Aquí hay una atracción explosiva desde el primer encuentro que se va volviendo cada vez más efervescente hasta que puede estallar finalmente en el primer beso. Y, a mi parecer, este es el principal problema entre Ana y Eric que los lleva a ese final en suspenso del primer libro de esta bilogía. No hay un conocimiento mutuo, sino un reconocimiento. Eric, a pesar de su prepotencia y arrogancia, es un personaje que me ha gustado bastante. Atormentado por un pasado que se va conociendo poco a poco, se ha convertido en un hombre duro, que arrastra heridas que no han cicatrizado todavía. Es un hombre que puede ser tierno o salvaje, y que parece amar profundamente. Ana, en cambio, es un personaje bastante contradictorio. Dice pensar de una cierta forma, pero actúa de otra, y eso, en mi opinión, la hace parecer débil. Sin embargo, hay ocasiones en las que, a pesar de todo, aguanta los embates, con lo que al final terminas preguntándote quién es realmente Ana Luna. Lo que sí es cierto es que el carácter de los dos protagonistas encaja perfectamente de una manera, quizás, un poco simbiótica. El estilo de la autora es impecable. La narración en primera persona, desde el punto de vista de Ana, resulta fluida y cargada de emociones. Las imágenes y recursos estilísticos que nos presenta son vívidas, acertadas y cargadas de significado. Me ha gustado bastante la historia, a pesar de que soy más amante de las relaciones más tranquilas, menos intensas, y, seguramente, no me quedaré con las ganas de saber cómo termina esta pareja. La recomiendo. |
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