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Cada día me acuerdo de la mirada de mi perra, de lo mucho que le gustaba dormir conmigo y de los paseos que compartíamos. Pienso en sus juegos, su carita escuchándome cuando le contaba cosas y en el vínculo tan fuerte entre ambos, que sigue intacto, latiendo cada segundo, un año y pico después de su muerte. Ella era amor con mayúsculas. Puro aprendizaje. Cuánto te echo de menos, chiquitina. La lealtad es uno de esos principios que debemos aprender de los canes. Es un regalo que se da a nuestros seres queridos, que nace y no se puede comprar porque, si pagas por ella, no es lealtad verdadera. No se puede forzar. Su manantial son nuestros sentimientos. Brota llevando los nutrientes de nuestro amor. Quienes hemos tenido perros sabemos de su amor puro y de su inocencia, de esa lealtad incondicional, de su fidelidad íntegra. Y todos esos valores que atesoran nuestros amigos caninos están plasmados en estas páginas. Un cachorro de perro queda abandonado por accidente y es rescatado por un jaguar. Este, consciente de que sus vidas no pueden discurrir por el mismo camino, lo deja al cuidado de unos mapuches, el pueblo indígena más numeroso de Chile. Allí crece como debe ser: en libertad y lleno de amor, cuidado por todos y especialmente unido con el niño Aukaman, como dos amigos, como dos hermanos. El camino se tuerce pero pasados los años Leal, el perro, tendrá la oportunidad de hacer honor a su nombre. Hoy es el Día del Perro y qué mejor ocasión para recomendaros mucho esta nouvelle que cala hondo. La cubierta del libro dice que es para jóvenes de 8 a 88 años y sí, es una historia para cualquier edad que se lee en poquito tiempo, emocionante y llena de sentimiento. Además contiene unas preciosas ilustraciones de Marta R. Gustems que hacen que esta fábula sea aún más emotiva. Un libro para abrazar y suspirar. Por Leal, por mi Selva y por todos/as los/as perros/as que siempre hacen que nuestra vida sea mejor. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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