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Está ambientada en Vitoria, en 2016. Hace veinte años, unos trágicos crímenes rituales provocaron el pánico en la ciudad hasta que un famoso arqueólogo fue acusado y condenado a prisión. Ahora está a punto de salir y los crímenes vuelven a reanudarse. Un inspector experto en perfiles criminales con una metodología poco ortodoxa, Unai López de Ayala, se hace cargo de la investigación. Pero sus propios fantasmas por una tragedia aún cercana no le permiten centrarse en el caso y hará que mantenga una relación un tanto ambigua con su jefa la subcomisaria Alba. Personalmente me ha encantado tanto el argumento cómo la ambientación. Los personajes me parecen bien estructurados (con una parte oscura, algunos) y la trama engancha. La manera de mezclar presente y pasado en el hilo conductor del libro hace que mantengas la intriga por saber que pasa, cual es la relación que lo une todo. La ambientación a nivel de la ciudad en la que se desarrolla, Vitoria, fiestas, lugares históricos... Hace que te apetezca visitarla aunque sólo sea para conocer los diferentes escenarios del libro |
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