Creo que este libro merece la fama que está cosechando y su autora me ha conquistado por cómo da forma a una trama policíaca adaptándola a un escenario pequeño y hogareño, plagado de la mitología, costumbres, creencias, fiestas, supersticiones y forma de ser del pueblo alavés y vasco. Por culpa de este libro ahora quiero conocer la fascinante ciudad contextualizada y a sus maravillosas gentes (y comidas). Pero mientras puedo y no pegarme este viajecito, me contentaré con seguir leyendo esta trilogía que me ha recordado en varios puntos a otra que también es buena con creces “La trilogía del Baztán”.
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