 |
“Por fin juntos” es la primera novela de Cristina Segarra, es cortita, fluida y de fácil lectura. Se trata de una historia, como dice el título, de amor pasional, pero también trata otro tema que no se debe pasar por alto, como son las relaciones tóxicas. El género romántico no es de mis favoritos y suelo leer pocos libros así, aunque de vez en cuando me gusta darle la oportunidad a alguno. En este caso, me alegro de que haya sido al de Cristina y ahora os cuento por qué. La historia de Maya y de Saúl es intensa, el primer amor adolescente por el que estás en una nube y das todo, olvidándote hasta de respirar con tal de estar con esa persona. A mí personalmente este tipo de historias no me atrapan en ese halo de romanticismo, por motivos que no vienen al caso. Sí que reconozco que es una historia muy bonita y, como hablé con Cristina, ojalá todas las relaciones acabaran como la de Maya y Saúl. Pero lo que verdaderamente me ha llegado es el mensaje en torno a las relaciones tóxicas. Maya acepta salir con Carlos porque Saúl, de quien está realmente enamorada, no quiere estar con ella. Ahí ya empezamos mal. Entre que ella no está enamorada de él, y él es un celoso posesivo, esa relación es un tormento constante. Aunque estaba deseando que Maya dejara a Carlos, la he comprendido en todo momento. Desde fuera puede parecer muy fácil salir de una relación tóxica, pero no lo es. La autora retrata perfectamente en Carlos cómo es el perfil de una persona tóxica: encantador al principio, se deshace en halagos y atenciones y parece que besa el suelo por donde pisa la otra persona, hasta que sale su verdadera cara. Posesivo, controlador, con problemas externos (en este caso, las drogas) de los cuales culpa a su pareja y le hace la vida imposible. ¿Pero qué pasa? Que luego viene el arrepentimiento, llora y se disculpa hasta la saciedad y vuelve a ser esa persona encantadora hasta que logra dar pena y, por consiguiente, el perdón. Así miles de veces, hasta que llega la gota que colma el vaso. Una vez que Maya consigue salir y vuelve a casa de sus padres siente la liberación de haberse quitado un gran peso de encima. Aquí empieza de nuevo la parte romántica en la que se reencuentra con Saúl y por fin pueden estar juntos, recuperando el tiempo perdido todos esos años. La verdad es que el final no es sorprendente, pero te deja una sensación muy buena, de tranquilidad. Es una novela que recomiendo por todo lo que transmite, independientemente de que te guste más o menos el género romántico. |
>
