La tercera entrega de Scurati sobre el fascismo italiano empieza en 1938 y acaba con la declaración de la entrada en la guerra de Italia. El ritmo narrativo de este breve periodo es frenético, manteniendo en todo momento la tensión. Me sigue dejando extasiada y admirada, a pesar de ser el tercer volumen, la capacidad de Scurati para hacer de la crónica histórica una prosa de tremenda belleza, conmovedora sin caer en sentimentalismos, pulcra, exacta, oxigenada. El trabajo de documentación es, como en volúmenes anteriores, exhaustivo e ingente, navegando en documentación oficial, transcripciones de llamadas telefónicas, diarios personales, prensa, correspondencia… Scurati de ha encomendado una labor que debía ser hecha, que pedía ser hecha. Ojalá no caiga en saco roto. Seguimos. |