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Las primeras 200 páginas de "El vacío" te encuentras con puras pesadillas de una adolescente. Crees que Schwab lo dio todo en "El Archivo", algo desilusionada pero te resulta imposible dejar de leer. Te encuentras en esa situación hasta que te despierta de una bofetada y no se detiene hasta el final con el glorioso beso de Mackenzie y Wesley, y una hoja que cae de una bota. Como había dicho en la reseña del anterior libro, es una historia super juvenil que atrapa una vez que te empapas en esa vida secreta en donde te encuentras con Historias de los muertos y debes salir a cazarlas cuando despiertan; leyendo paredes para rebobinar el tiempo; utilizando anillos como barreras de pensamiento, llaves que abren a Estrechos, vacíos, Devoluciones y al Archivo. Aquí se ve a la protagonista mucho más madura y consciente, se desenreda la maquinaria detrás de su trabajo de portera y nos brinda unos toques románticos para endulzar un poco nuestro corazón (Wesley forever |
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